Moribel_Fuente: Vinetur |
Cuando la pandemia empezaba a mitigar sus efectos, asistimos a una cata y visita a una bodega famosa por su toro. En medio de obras de arte, nos hablaron de sus vinos y, después, explicaron la elaboración de sus brandis. Necesitan, decían, para su transformación en destilados un alcohol etílico para sus holandas. Para muchos de esos brandis se utiliza el alcohol etílico elaborado en una bodega que los dueños de Toro Tapas tienen en Tomelloso. La uva utilizada para elaborar ese alcohol era airén.
Bodega Osborne.BMRE |
La expansión de los viñedos en La Mancha, en Tomelloso o Manzanares, por ejemplo, se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando la plaga de filoxera afectó a los viñedos franceses, obligando a nuestro país vecino a buscar variedades de uvas manchegas que resistían mejor la epidemia. Hoy, los viñedos manchegos conforman la mitad del terreno dedicado a este fin. La vendimia, manual o mecánica, es una de las ocupaciones agrarias más destacadas de Castilla-La Mancha. A ello se sumó la llegada del tren en 1860, pudiendo hacerse un transporte más rápido hacia la capital.
Cuenta Tomelloso con el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM), donde se han recuperado variedades autóctonas de uva. Desde 2018, un real decreto, autoriza a Castilla-La Mancha la producción de 58 variedades de uva, blancas y tintas.
Se han recuperado durante unos años de ardua investigación en 160 municipios castellano-manchegos, repartidos en más de 30 comarcas geográficas.
Con la investigadora Adela Mena, el IVICAM, que cuenta con un banco de germoplasma, y la Universidad de Castilla-La Mancha, este estudio arrancó en 2004. Los bancos de germoplasma se dedican a la conservación y estudio del material genético de variedades de vid.
Desde 2018, en el Departamento de Viticultura que dirige el doctor en Viticultura, Enología y Sostenibilidad, Juan Luis Chacón Vozmediano, ha investigado las variedades que mejor se adaptan a la sequía. Este ingeniero agrónomo residente en Manzanares ha presentado en distintas instancias científicas los resultados de estos estudios.
Entre los vinos experimentales producidos en las instalaciones experimentales del IVICAM sobresale la respuesta ofrecida por la uva Moribel. Es tinta, descendiente de Tempranillo y Moravia Dulce, y da resultados óptimos en casos de sequía extrema. Su resiliencia (adaptación) al déficit hídrico moderado y severo fue de gran rendimiento por el volumen de racimos presentados, mostrando una gran calidad de su mosto, similar a Bobal y Garnacha. Comparando la calidad de sus vinos con Tempranillo en casos de sequía moderada, presentó mejor intensidad aromática y características frutales y juveniles.
Moribel también sobrepasa a Tempranillo en atributos como la acidez y pH (índice de acidez), dándole un valor significativo. Se cree que esta variedad, junto con Benedicto, podrían mejorar las características actuales de la uva Tempranillo en condiciones de escasez hídrica.
El cencibel o tempranillo se ve afectado por el cambio climático. Fuertes sequías y cambios bruscos de temperatura perjudican la superficie de este viñedo en su desarrollo y condición de variedad temprana.
Sergio Serrano Parra ha estudiado alternativas en su tesis doctoral, dirigida por Juan Luis Chacón, para adelantarse a la situación actual. Ambos están haciendo controles de maduración y señalan que la fecha de vendimia se ha adelantado considerablemente. Dicen que los vinos tienen ph altísimos sin acidez. Ven que las noches no son tan frescas como antes, siendo menor el contraste térmico entre la noche y el día. Se resiente, por tanto, la calidad y el color.
Los vinos elaborados con la uva Moribel presentan un perfil fenólico (componentes naturales) y similar a la uva Cencibel, según José Pérez Navarro, de la Universidad de Castilla-La Mancha.
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