Cultura y sociedad

La paz de los Pirineos

     

Los Pirineos hacia 1690. (IGN).

     A mediados del siglo XVII, la paz de Westfalia (1648) había dejado sin resolver el conflicto hispano-francés. España intentaba superar la crisis de desintegración territorial de la década de 1640. Se beneficiaba de luchar en territorio propio para recuperar Cataluña. Frustró la estrategia francesa en el Mediterráneo orquestada por Mazarino de dominar Nápoles y Sicilia. Y de los asuntos franceses, se benefició de los sucesos de La Fronda durante el año brillante de 1652, con triunfos en Dunkerque, Barcelona y Casale. 

     Pero..., los recursos del imperio español no eran suficientes ni humana ni económicamente. Nunca había sido una economía boyante para un imperio tan grande. Las quiebras, los problemas con los banqueros habían sido un distintivo en época del César Carlos y Felipe II, pero, al menos, pudieron construir edificios como el palacio de Carlos V en la Alhambra, la morada de Yuste o el Escorial como símbolo de poder de los Austrias.

      No, no había desaparecido el poder de los Austrias. Era que otras potencias emergentes se aliaban para competir al mismo nivel y superar, paulatinamente, el dominio español. No se pudieron mantener intactos los caminos por Europa y Francia contó con el apoyo inglés de Cromwell que intentaba obviar sus problemas en el Protectorado participando en asuntos externos. Era la inercia de Rocroi.

Entrevista entre Luis XIV y Felipe IV. Jacques Laumosnier. (Wikipedia).
 

      La victoria franco-inglesa de las Dunas (14-06-1658) propició la paz de los Pirineos de 1659, por la que se obtenía un acuerdo más o menos ecuánime. La frontera franco-española se situaba en los Pirineos, no se perdía la integridad que actualmente conocemos y se mantenían las posesiones italianas. La única pérdida, Portugal. Al mismo tiempo, se establecía el matrimonio de Luis XIV con la infanta María Teresa de Austria. 

     La primera mitad del siglo XVII asistió a la pervivencia del dominio español. La segunda mitad fue francesa. En la Isla de los Faisanes (1569), entre Irún y Hendaya, en el río Bidasoa se reunieron Luis XIV y Felipe IV para el acto de compromiso matrimonial entre Francia y España.

Entrevista entre Luis XIV y Felipe IV en la Isla de los Faisanes. Tapiz de Le Brun. Wikipedia.

      De esta reunión hay un cuadro al óleo de Jacques Laumosnier de 1660, que se conserva en el Museo de Tesse en Le Mans, y un tapiz de Le Brun tejido hacia 1665, que se guarda en la embajada francesa en España. Luis XIV y Colbert siguieron apoyando las manufacturas de los Gobelinos instadas por su abuelo Enrique IV. Le Brun supervisaba el proyecto de elaborar desde orfebrería a tapices. Los Gobelinos cumplían una labor de formación que permitía a los artesanos liberarse de los gremios y mantener una carrera personal como artistas.

      En la escena, del lado galo, el rey francés, la reina madre Ana de Austria, hermana del rey de España, Mazarino y el duque de Orleans. Del lado español, el rey Felipe IV, la Infanta María Teresa, su hija, el príncipe heredero Carlos, Luis de Haro, que había negociado el tratado, y Velázquez, uno de los que prepararon el acto, en su época de aposentador real.

      Las indumentarias de la corte española y francesa eran distintas. Zapatos claros con alzas, lazos rojos, rizos en el peinado, bordados contrastan con la sobriedad española que remarca el mantenimiento de la influencia de las órdenes militares como Santiago, Calatrava y Alcántara.

     

Google Maps


      Obras consultadas:

-RIBOT, L (coord).: Historia del Mundo Moderno. Actas. Madrid. 2010. 595 páginas.

-CÁMARA MUÑOZ, A. y CARRIO INVERNIZZI, D.: Historia del arte de los siglos XVII-XVIII. Redes y circulación de modelos artísticos. CERASA. Madrid. 2021. 525 páginas.

-Cartoteca del Instituto Geográfico Nacional.

-UNED CEMAV.

-Google Arts.

-Google Maps.

-Wikipedia.


 

Pegaso, Medusa y Belerefonte

      

 

Pegaso, siglo II, opus tesselatum, Museo Arqueológico de Córdoba

     Ovidio relata en Metamorfosis que Pegaso nació en el momento que Perseo arrancaba la cabeza de serpientes a Medusa, hecho que llevó a cabo con gran habilidad, pues no podía mirarla directamente, y únicamente lo hizo en el reflejo de su escudo.

     De la sangre que brotó surgió el caballo que recorrió tierras y mares desde lo alto y visitó los astros del cielo guiado por las alas de las que había sido dotado.

     Se comenta que con una coz de su pezuña hizo brotar un manantial en el Helicón que dio lugar a la fuente del Hipocrene.

     Pero el hecho más reconocido, tal vez, de Pegaso fue subir en sus lomos a Belerefonte cuando fue enviado a matar a la Quimera, monstruo híbrido entre león, cabra y serpiente, a la que derrotó clavando su lanza en su boca mientras le lanzaba fuego. Como realizó otras hazañas victoriosas, se creyó con derecho a entrar en el Olimpo.

     Zeus consideró que era un acto de soberbia. Ya había condenado a su antepasado Sísifo y no dudó. Envió un pequeño tábano para que picase a Pegaso y, en la agitación, desmontó a Belerefonte, cayendo desde las alturas. Quedó lisiado y vagó así, errante, hasta el resto de sus días.

Jorge, Sabra y el dragón

     El mito de Belerefonte y Pegaso pasó al cristianismo con Jorge de Capadocia, San Jorge, que mata al dragón a lomos de un caballo con su lanza.

     Los caballos alados han sido famosos en la literatura y el mito. En la saga de Harry Potter, hay un caballo alado llamado Abraxan.

     Pegaso está entre la pléyade de caballos famosos junto al Bucéfalo de Alejandro, la Babieca del Cid, el Rocinante del Quijote y el caballo de madera de Troya. Y, ¡cómo no!, el caballo sin nombre que desmonta a Saulo de Tarso y lo convierte en el mayor divulgador del cristianismo primitivo, San Pablo.

     Como remate, en el prólogo del Quijote hay un soneto con diálogo humorístico y existencial entre Rocinante y Babieca.

Caballo de Troya

 

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     Bibliografía:

     OVIDIO: Metamorfosis.

     MARTÍNEZ DE LA TORRE, C. Y OTROS: Mitología Clásica e Iconografía Cristiana.

     CERVANTES SAAVEDRA, M.: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

     

    

Un nuevo corazón, un hombre nuevo

 


 

     “Tú, que me has oído lo que he cantado y lo que me dictó el apetito, la pasión o la naturaleza, oye ahora, con oído más atento, lo que me hace decir el Sentimiento y arrepentimiento de todo lo demás que he hecho, que esto lloro porque así me lo dicta el conocimiento y la conciencia, y esotras cosas canté porque me lo persuadió así la edad.”

      La vida está llena de tránsitos y cambios. En medio del valle de noviembre, no dirigimos a la punta de las fiestas de fin de año. Y de los cambios en la vida nos habla Quevedo en su Heráclito cuando espiritualmente mudó en su pensamiento mirando a la divinidad.

      Cuenta James O. Crosby1, uno de los muchos estudiosos de Francisco de Quevedo, que entre el verano y el otoño de 1613 marchó a Sicilia invitado por Pedro Téllez Girón, el gran duque de Osuna, que ejercía de virrey en la isla y con quien tenía amistad.

      En los primeros meses de 1613, cuando cumpliría 33, tuvo una especie de crisis espiritual, tal vez moral, que quedó reflejada en una serie de composiciones poéticas recogidas en el Heráclito cristiano, y segunda arpa a imitación de la de David. No se publicó en vida aunque fue dedicada a su tía materna, Doña Margarita de Espinosa.

      Heráclito era conocido en la Antigüedad como el oscuro y defendía el dinamismo como principio esencial que rige todas las cosas, como él no podemos bañarnos dos veces en el mismo río. Ese devenir continuo que hace que las cosas pasen de un contrario a otro. Fluencia y devenir revelan la armonía de los contrarios. Y esa armonía es el principio de todo, incluido lo divino2. También era considerado huraño, llorón o desdeñoso ante las aberraciones de los hombres. Rubens pinta a Heráclito como el filósofo que llora hacia 1636-16383.

      Esas lágrimas, que pueden indicar arrepentimiento, son las que hacen a Quevedo calificarse de heráclito cristiano por el cambio personal y lo refleja en una serie de salmos que recuerdan también al bíblico rey David. Rey, que tras conseguir dar muerte a Urías para poseer a Betsabé, luego, se arrepintió de sus pecados. Compuso, o se le atribuyen, unos Salmos que están incluidos en el Antiguo Testamento. Además, el rey David era tenido por un virtuoso del arpa4.

      Sin duda el más famoso de los salmos es (parte):

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de larga edad y de vejez cansados,
dando obediencia al tiempo en muerte fría.

Salíme al campo y vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
(y acaba)…
Hallé mi espada de la misma suerte;

mi vestidura de servir gastada;
y no hallé cosa en que poner los ojos
donde no viese imagen de mi muerte.”

(versión de 1613)

      El Madrid de los Austrias, su ciudad, recordaba en su expansión física con el derribo de sus muros a la caída de otras grandes ciudades de la Historia o la Literatura como Jericó, Cartago, Troya o Jerusalén. Y lo traslada al paso de los años con su avance hacia la muerte.


      Yo prefiero el primer salmo:

Un nuevo corazón, un hombre nuevo

ha menester, Señor, el Alma mía:

desnúdame de mí, que ser podría

que a tu piedad pagase lo que debo.

Dudosos pies por ciega noche llevo,

que ya ha llegado a aborrecer el día,

y que temo que he de hallar la muerte fría

envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.

Tu imagen soy, tu hacienda propia he sido,

y si no es tu interés en mí, no creo

que otra cosa defiende mi partido.

Haz lo que pide el verme cual me veo,

no lo que pido yo, que de perdido,

aún no fío mi salud a deseo.

(Versión de 1613)

      Quevedo muestra su arrepentimiento de los errores cometidos, donde con resonancias clásicas a Dante habla de dudosos caminos de la noche que abandona y pide a Dios que le vuelva a insuflar una nueva vida y una nueva creencia.

      Estos salmos tienen un claro sentimiento religioso: “¿Dónde pondré Señor mis tristes ojos/ que no vea tu poder divino y santo?”; y tienen un componente visual al ser oído que recuerda al cambio que se produce por el fluir del río de la vida del filósofo citado y al tránsito final de la vida que relata Jorge Manrique en las Coplas por la muerte de su padre5

     Y, en realidad, fue la madurez que alcanzó al poeta.




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1QUEVEDO, F.: Poesía Varia. Edición de James O. Crosby. Catedra. Madrid. 1981. Páginas 15-27 y 95-133.

2REALE, G. y ANTISERI, D.: Historia del pensamiento filosófico y científico. I Antigüedad y Edad Media. Herder. Madrid. 2010. Páginas 42-45.

4Libro de los Reyes I y Salmos. Hay multitud de ediciones de la Biblia cristiana de distintas confesiones.

La columna eterna

     

Columna egipcia con capitel con forma de palma

     A nuestra memoria le cuesta alcanzar tiempos históricos que se miden por siglos y milenios. Lo que han legado culturas pretéritas, fue elaborado con materiales perdurables pero dotados de gran capacidad para ser sometidos a esfuerzos de comprensión.

      Las columnas son soportes verticales de estructuras horizontales. Se considera que ha sido el soporte característico de la cultura occidental, aunque su origen está en la arquitectura egipcia para soluciones adinteladas que evoluciona a soluciones más amplias y versátiles con el desarrollo arquitectónico de diferentes culturas. Es, por tanto, una solución estructural, que aúna un componente estético adicional con un significado simbólico, en las diferentes construcciones de las culturas que las utilizan.

     Era una columna egipcia, que es eterna, con capitel vegetal con forma de palma, elaborada en piedra de granito. Una roca compacta y dura compuesta de cuarzo, feldespato y mica. Su dureza oscila entre un 6-7,5 en la escala de Mohs, en la que el diamante posee la dureza máxima, 10. Existe en varios colores según el tinte y proporción de sus componentes. Una roca plutónica eruptiva, que no llega a la superficie, solidificando internamente y usada como material fundamental desde tiempos antiguos para la arquitectura y la ingeniería. Su aspecto suele ser vistoso sea natural o pulido. Sí, esa columna rematada en capitel de palma de granito rojizo.

     No se supo el autor, aunque cronológicamente se creía elaborada durante el Imperio Nuevo hacia el 1250 a.C. Un artesano, un maestro habría trabajado los 632 centímetros extraídos de una cantería de granito rojizo para tallar su aspecto vegetal. Recordaba los bosques de palmeras que se encuentran en oasis o en riberas cercanas al río Nilo.

Columnas egipcias British Museum. Foto: Alamy

 

Bibliografía:

-ALEGRE CARVAJAL, E. (coord.) y otros: La materia del arte. Técnicas y medios. Centro de estudios Ramón Areces S. A. Madrid. 2016. 3ª reimpresión, 2020. Páginas 44 y 91.

-FATÁS, G. y BORRAS, G. M.: Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y numismática. Alianza Editorial. Madrid. 2008. Página 82.

-KROUSTALLIS, S.: Diccionario de materias y técnicas (I). Secretaría General Técnica, Subdirección General de Publicaciones, Información y Documentación. Madrid. 2008. Página 189.

-https://www.britishmuseum.org/collection/object/Y_EA1065



 

El hombre que no quiso reinar

    

Baldomero Espartero, caricatura.

 

     La reunión terminó y un sabor amargo quedó en su boca. Su salud quebradiza, la edad, sí, la edad. Le había dicho no tres veces. Como Pedro. Con veinte años menos hubiera sido otra cosa. ¡Ojalá pudiera regresar a 1854, tras Vicálvaro y Manzanares! La decisión de un nuevo rey la hubiese tomado él. La libertad de la patria hubiese estado en sus manos. Ahora, en Logroño, su prestigio era moral y el tiempo había pasado. Ya gobernó el Estado cuando la reina Isabel era menor. ¿Qué querían los mensajeros de Prim?

      Ya le dijo no a Serrano. Quería que fuese el líder del 68 antes de la llegada de Prim. Espartero era el líder político y moral de los progresistas; él se sentía sin fuerzas. Para ellos era el duque de la Victoria, el conde de Luchana, vencedor de cuatro guerras. Él era el hijo del carretero de Granátula que se fue a estudiar a Almagro. La patria estaba en peligro; la ayudó. En su retiro de Logroño pasaba desapercibido en compañía de Jacinta ¿Le temían o le respetaban?

      Sentía que la patria estaba, otra vez, en peligro. Recordaba cuando luchó como adolescente contra los franceses. ¿Y la patria? Lo había vivido en Cádiz durante los debates de la Constitución. Sus recuerdos regresaban al cadete adolescente durante los primeros años de la guerra contra el francés.

      Volvió de América con prestigio. Todos le consideraban el líder de los Ayacuchos. Nunca participó en esa batalla, pero había sido la última. A sus compañeros de armas de las guerras americanas les ayudó. Ese amargor en la boca… Sí, los benefició. Tenía plena confianza en ellos. Venciendo a los carlistas, presidiendo el gobierno de España y siendo regente de la reina Isabel. Entre septiembre de 1840 y julio de 1843 el poder era él ¿Por qué había venido la embajada de Prim?

Abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto

 

      —Baja, que te tienes que marchar a estudiar. Recordaba a su madre llamándole para desplazarse a la cercana ciudad de Almagro. Pero llegó 1808 y al grito de “la patria en peligro” respondió Joaquín Baldomero.

       Espartero sabía que había llegado al poder por sus hechos de armas, por su carisma y sus dotes de liderazgo; pero, también, mediante pronunciamientos. Su vida había sido la milicia. En la guerra contra el invasor francés se sintió como un aprendiz ilusionado de la libertad y los derechos del pueblo, de su soberanía y patria a la que defendía ante la peligrosa invasión napoleónica. Emperador al que admiraba y temía. Al que deseaba emular. Tenía la percepción que había puesto orden en Francia durante los procesos revolucionarios y había propagado los ideales de la libertad. Reconocía los excesos, la fuerza autoritaria con la que los había impuesto. Había sido emperador. Y él se había negado a ser rey de España. ¿El ofrecimiento de Prim era real? Le pedía que fuera candidato. Dado el caso, se sometería a votación. ¿Qué haría obteniendo una derrota? Sí, le temían. Creían que haría otro pronunciamiento. Esbozó una sonrisa sarcástica. No podía subirse al caballo porque había sido derrotado por su vejiga.

      Su edad, su salud, quebraban su voz, disminuían su entendimiento. Se sentía como un viejo león de temible apariencia y desdentado interior. En Luchana fue un soldado heroico, ahora huía de las responsabilidades. Un antiguo presidente de gobierno ausente desde su retiro por O'Donnel. No podía haber dos gallos en un mismo corral. ¿Merecía la pena?

      Le contestaría con amables palabras, con claros razonamientos que ni su edad ni su salud se lo permitía, que buscasen un candidato entre los españoles y que se profundizase la elaboración constitucional. Su popularidad venía dada del pueblo porque era uno de los suyos. Deseaba volver al pueblo. Ser uno más. Dar consejos. Y que la voluntad popular se cumpliese. Los carlistas eran una amenaza menor. Luchana y el abrazo con Maroto lo elevaron a una categoría similar a la del corso. Y ahora se alejaba de su estela renunciando a la jefatura del Estado. ¿Era tan cualificado y sabio? Tal vez buscaban un mesías, alguien por encima del bien y del mal. Espartero meditó largo rato. Redactó la negativa a la comisión enviada por Prim, comandada por su fiel Madoz.

      Su recuerdo se iría apagando. Sería visitado por todos, le pedirían consejo, molestaría a alguno. Viviría plácidamente con la gente de Logroño. Había podido reinar. El hijo del carretero parecía rechazar la voluntad popular que emanaba del nuevo líder.

     Siempre quiso defender las libertades de sus compatriotas y ahora no luchaba por ellas. Esa era la intención de Prim, pensó. Que manifestara que el líder era el militar de Reus y no él. Creyó el viejo general que la tentación de Prim era ser rey. Que esa era la oculta intención. Al contrario que Prim, los enemigos los tenía dentro de su país. Prim los tenía dentro y fuera. Era quien más se parecía a Napoleón. Aunque él hubiera sido el más famoso y el más aclamado. Poseía ese poder autoritario liberal. Una mano dura que él ejerció en su momento para conseguir el orden público necesario. Conseguir la libertad gracias a la paz. ¿Sabrían conseguirlo? ¿Estarían capacitados?

      La noche de mayo fue apagando sus vacilaciones. Supuso, como siempre, que debía cumplirse la voluntad nacional. Su duda era sí alguno sabría cómo. Incluso él.

Baldomero Espartero

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     Joaquín Baldomero Espartero (1793-1879) fue un político y militar español que ocupó la regencia de España entre el 9 de mayo de 1841 y el 30 de julio de 1843. Presidió en tres ocasiones el consejo de ministros, la última entre 1854 y 1856. Fue militar de prestigio en varias guerras destacando la dirección del ejército isabelino durante la primera guerra carlista con hitos como Luchana y el acuerdo de Vergara (1839). Muchas calles llevan su nombre: Príncipe de Vergara, Duque de la Victoria, Conde de Luchana, en honor a sus títulos y fama. En 1870, ya retirado, el general Prim como hombre fuerte de la revolución de 1868 le envió una comisión para ofrecerle la corona de España, la cual rechazó por cuestiones de edad y salud. Espartero nació en Granátula de Calatrava y falleció en Logroño.

La muerte del poeta Juan de Tassis, II Conde de Villamediana

Ballesta. Museo Cerralbo. Madrid

 

 

AL ALGUACIL PEDRO VERGEL

'La llave del toril, por ser más diestro,
dieron al buen Vergel, y por cercano
deudo de los que tiene so su mano,
pues le tiene esta Villa por cabestro.

Aunque en esto de cuernos es maestro
y de la facultad es el decano,
un torillo, enemigo de su hermano,
al suelo le arrojó con fin siniestro.

Pero como jamás hombres han visto
un cuerno de otro cuerno horadado
y Vergel con los toros es bienquisto,

aunque esta vez le vieron apretado
sano y salvo salió, gracias a Cristo;
que Vergel contra cuernos es hadado1.'



      Este satírico poema ilustra la azarosa vida de un brillante literato que murió por su agudeza. El poeta Juan de Tassis, II conde de Villamendiana, era juerguista, mujeriego y peleón. Había  nacido en Lisboa en 1582, donde su padre ejercía de Correo Mayor de Felipe III, y tuvo que abandonar la corte a pesar de su matrimonio con una Mendoza por su propia irresponsabilidad. Tuvo dos destierros, uno de ellos a Nápoles donde continuó su incesante desenfreno. Su segundo destierro estuvo precedido de problemas económicos y de enfrentamiento con validos de Felipe III, o de sátiras contra el mismo rey. Cuando llega al trono Felipe IV, 1621, vuelve a gozar de la protección real junto al amparo de alguna dama de la corte. Lo cual no le salva de morir asesinado el 26 de agosto de 1622 tras salir del palacio Real2.

      Hay quien dice que murió de un disparo de ballesta3, otros que dos hombres con lanzas de rejoneo. Hombres que respondían al nombre de Ignacio Méndez, guarda mayor de los Reales Bosques, y Alonso Mateo, ballestero del Rey. Hubo tal secreto sobre su muerte que, dos días después de su fallecimineto, su amigo Luis de Góngora dijo: “tenga Dios en el cielo al desdichado, que dudo procedan a más averiguación.”4

      El hispanista John Elliot describe a Tassis como un poeta y cortesano brillante, que habiendo vuelto del destierro, tenía el defecto de no mantener la boca cerrada. En principio, se dedicó a glosar alabanzas del nuevo gobierno y saludó a Felipe IV como el “restaurador de España”5.

      En el carruaje en el que fue asesinado viajaba acompañado de Luis de Haro, Marqués del Carpio, sobrino de Olivares y amigo de Felipe IV. Con el tiempo sería sucesor del Conde-duque como valido de Felipe IV, y en ese octubre de 1622 fue nombrado gentilhombre de la boca, según cita Elliott en la biografía del Olivares6. Un gentilhombre de boca acompañaba al Rey en las solemnidades públicas, especialmente en las comidas, pero también en las contiendas. Su prestigio residía en la cercanía al monarca.

      Los cerebros intelectuales de la muerte de Juan de Tassis, Conde de Villamediana, no fueron encontrados. Beneficiados de su muerte hubo varios. Olivares temía su ascendencia o buena relación con la reina. El Rey Felipe IV pudo tomar la decisión de eliminarle ante los rumores de que el poeta era amante de la reina. Los únicos detenidos servían al monarca y el único acompañante, el Marqués del Carpio,  era amigo del Rey. Su vida turbulenta y su poesía satírica hicieron el resto.

      Para los amantes de la poesía, dejó muestra de su ingenio y procacidad. Como remate, el poema de una dama a la que envió una perdiz:

A UNA DAMA A LA QUE LE ENVIÓ UNA PERDIZ

Niña, pues en papo chico

no cabe chica mitad,

con mi perdiz almorzad,

porque tiene pluma y pico.

Si mentalmente os fornico,

no me lo podéis negar,

que amor sabe penetrar

hoy, primer día del año,

mil puertas con un engaño,

mil llaves con un mirar.7



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1MICÓ, J. M. y SILES, J: Paraíso Cerrado. Poesía en lengua española de los siglos XVI y XVII. Nueva Galaxia Gutenberg. Barcelona. 2003. Página 428.

5ELLIOTT, J. H.: El conde-duque de Olivares. Crítica. Barcelona. 2004. Páginas 71-72.

6ELLIOTT, J. H.: Obra citada. Página 171.

7MICO, J. M. Y SILES, J.: Obra citada. Página 429

     

La madera de alerce africano


Mezquita de Córdoba (Foto: autor)

    Miguel Colmeiro y Penido decía que entre los cordobeses y sevillanos se reputaba como incorruptible la madera del alerce africano utilizada en templos y edificios, que no había que confundir este árbol africano con el alerce europeo, propio de los Alpes, que recibía igual nombre, pero no era la misma calidad ni variedad1.

Esta madera fue utilizada en las techumbres de la Mezquita de Córdoba. Maderas que no se pudrían ni corrompían fueron labradas con motivos epigráficos en el siglo X, la época de mayor esplendor del califato omeya andalusí. A principios del siglo XI, las guerras intestinas en el califato, una guerra civil (fitna), produjo el surgimiento de los reinos de taifas y estas maderas fueron cambiadas, tapiadas o trasladadas a lugares distintos. Desde 2006, restos de estos tableros se exhiben en el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral de Córdoba, patrimonio de la humanidad desde 1984.

Foto: autor

En 20082, ni el cabildo de la mezquita catedral de Córdoba, depositaria de la propiedad del edificio desde su conquista cristiana en el siglo XIII, ni el Ministerio de Cultura español del gobierno de Rodríguez Zapatero pudieron impedir la subasta de cinco tablas o maderos con inscripciones epigráficas islámicas por valor de 1,5 millones de euros en la casa de subastas Christie's de Londres. Un valor monetario que no refleja el valor cultural como patrimonio español.

La madera es uno de los primeros materiales de construcción que utilizó el ser humano para guarecerse de la intemperie cuando abandonó las cavernas. Era fácil de manejar y de modificar. Era resistente, guardaba el calor, aislaba de los ruidos. Su flexibilidad permitía un manejo constructivo. Y era un material que podía ser bello y oloroso.

El alerce tenía una dureza media, era longevo, y su resina olorosa, agradable, resistente a las larvas3.

Cuando se entra al recinto de la Mezquita de Córdoba atravesando su antiguo patio, el actual patio de los Naranjos, el visitante no se da cuenta de la exposición de maderas de alerce. Puede llegar de un viaje, preocupado de horarios y tiempos, pensando en la visita de la almendra que origina el viaje, una mezquita que ha sobrevivido a los avatares de la historia. Ensimismado en el maravilloso edificio, no percibe todos los detalles.

Maderos decorados, Mezquita de Córdoba (Foto: autor)

En sus cimientos existió una iglesia o basílica cristiana bajo la advocación de San Vicente. Cuando se recorre la Mezquita Catedral buscando el arte omeya andalusí se encuentra con restos en el subsuelo de esta antigua construcción. Tanto el arte andalusí como el anterior visigodo utilizaron y reutilizaron restos de época romana. Ambos fueron invasores e injertos de nuestra cultura. Como hibridación fue la posterior transformación que fue realizando el arte cristiano tras la conquista en el siglo XIII. Por suerte, se admiró la obra califal. Y se adhirió el arte cristiano en esa conjunto tan peculiar. Impacta ver en el edificio un magnífico cuadro de Pedro de Córdoba, una Anunciación, entre el bosque de arcos de herradura bicolor omeya, arcos de herradura que de forma previa ya utilizaban los visigodos. O, en el coro de la parte cristiana, ver la escultura de un Santiago matamoros.

Y la techumbre. De madera, pero también con tramos de bóvedas nervadas. Al salir, hacia la puerta de San Esteban, la exposición de maderos decorados de alerce con motivos epigráficos. Decoración abrumadora que huye de un vacío inexpresivo. Sabemos que el arte islámico se caracterizaba por la ausencia de imágenes sagradas, aunque si se representaban imágenes humanas. También se decoraba con figuras animales, se ornamentaba con figuras geométricas y profusa decoración vegetal. Se produce una desnaturalización. Una estilización para dotarle de un contenido simbólico. Mención aparte merece la utilización de la caligrafía árabe en el espacio religioso musulmán como expresión de la palabra de Alá contenida en el Corán que suple a la figura sagrada. La palabra fue el conducto por el que se reveló el mensaje divino. Mensajes piadosos, textos poéticos, frases propiciatorias para los gobernantes, utilización de versículos del Corán son los temas más recurrentes4.

Asombra el grado de conservación de los maderos exhibidos. El visitante, que ha paseado por el bosque de columnas califales durante un tiempo no preciso ni evaluable debido a la belleza del recinto, recupera aire en el patio y se deleita viendo los motivos decorativos de las maderas de alerce que han sobrevivido al lado oscuro de los humanos que son capaces de crear lo más bello y perdurable, pero, también, destruir el bello trabajo de otros por motivos reprobables. Puede observar unos treinta y cinco maderos o tablas con decoración geométrica y epigráfica. Al final, abandona el recinto. Ya hace calor. Se asoma un momento al Guadalquivir por la Puerta del Puente y más tarde busca una sombra que facilite el fresco.

Tableros de madera decorados, Patio de los Naranjos, Mezquita de Córdoba (Foto: Autor)



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1COLMEIRO, M.: Nuevas investigaciones sobre los alerces. Fondos de la biblioteca del Museo de Ciencias Naturales. CSIC. Obra publicada en 1852. Página 3.

3ALEGRE CARVAJAL, E. (Coord.): La materia del arte. Técnicas y medios. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2016. Página 56.

4MONTEIRA ARIAS, I. (Coord): Arte cristiano y arte medieval (Siglos III a XII). Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2019. Páginas 139-145.

Bodas de sangre

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