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| ABC, 3-01-1976, página 5, Antonio Mingote |
5
de enero de 1976
La delegación de la Agencia EFE[1] en Nueva York informa que
Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno, ha declarado a Newsweek que España quiere adherirse al
Mercado Común y a la OTAN sin sacrificar nuestras tradiciones. Anunciaba, de
igual modo, la celebración de elecciones locales y generales entre estas fechas
y finales de 1977. Declaró que podrían funcionar cuatro o cinco partidos
políticos, con la excepción del Partido Comunista, al que acusaba de
subversivo. Arias se declaraba un conservador clásico.
La noticia era recogida con más amplitud
en ABC. Primero convocaría elecciones en ayuntamientos y diputaciones para que
los partidos políticos adquiriesen experiencia en el proceso democrático
durante 1976 y, al año siguiente, 1977, elecciones generales con cuatro o cinco
partidos, excluyendo al partido Comunista, tachando a su líder Carrillo de
subversivo, porque quería reabrir heridas, por lo que había perdido todo derecho a
la ciudadanía. Sobre la posibilidad de una amnistía, contó que no deseaba ver
políticos en prisión, pero «Las doctrinas subversivas, sin embargo, han de
circunscribirse drásticamente. Una amnistía general vendrá como culminación de
nuestro proceso de normalización, cuando la democracia esté lista para
funcionar. Nosotros no vamos a poner en libertad a gentes que meramente vayan a
subvertir lo que estamos tratando de edificar»[2].
9 de enero de 1976
La agencia Pyresa informaba que el
gobierno mantenía la serenidad, que se había reunido de forma normal y habitual con los
subsecretarios de distintos ministerios. Que los rumores de dimisiones eran
infundados. Que la huelga de los trabajadores del Metro, aunque tuviese
reclamaciones laborales justas, respondía a maniobras del Partido Comunista que
reaccionaba así al negarle el Gobierno la posibilidad de formar parte del juego
político.
Arias matizó sus declaraciones a Newsweek
al afirmar ante la asociación política ANEPA- teníamos en España una ley de asociaciones políticas- que no había hablado de partidos
políticos sino de grupos políticos. Y que las asociaciones serían la base de
una política futura. La delegación de ANEPA fue recibida por otro miembro del
Gobierno Arias, el ministro secretario general del Movimiento, Adolfo Suárez[3].
11 de marzo de 1976
El corresponsal de Informaciones,
Alberto Valverde, publicaba que en la prensa y medios políticos de los Estados
Unidos se había puesto el foco en la lentitud de la reforma española que con el
tiempo conoceríamos como Transición a la democracia española.
Tras la muerte del dictador en la cama, el
optimismo de la prensa norteamericana se había ido trasmutando en reservas y
cautelas sobre los sucesos que se desarrollaban sobre el tablero español.
El corresponsal citaba a New York Times,
que había editorializado sobre la necesidad de pisar el acelerador,
personificando el conductor en el rey Juan Carlos. Era necesaria la reforma
política y económica más rápida que no se viera sometida a la ola de tensiones sociales y políticas de la calle. Sabían que la transición del franquismo a la democracia no era
fácil, pero que se estaban perdiendo el tiempo, precioso, por la radicalización
observada. Y que eran mayor los riesgos del inmovilismo que los de la reforma a
realizar.
Sobre los hechos de Vitoria informaba Christien
Science Boston. Los sucesos en el País Vasco producían una inmediata
reacción en Madrid con tensiones entre inmovilistas y partidarios de la
reforma. Newsweek, en su edición internacional del lunes, se hacía eco de la
advertencia del rey Juan Carlos a los opositores de la reforma en el Consejo
del Reino- era un órgano consultivo de la dictadura-. Y añadía que los disturbios de Vitoria eran muestra de la
impaciencia reinante en España por una rápida reforma[4].
Según Javier Tusell, el conflicto de
Vitoria fue gravísimo. Murieron cinco personas. Aunque las
reclamaciones de los huelguistas fueran maximalistas y no moderadas por sus
representantes sindicales, porque eran todavía clandestinos, las autoridades
gubernativas tuvieron una parte importante de la culpa, y no solamente la policial,
sino también política: Autoridades alavesas habían dimitido tras dos
meses de huelga, el ministro de Gobernación, Manuel Fraga estaba fuera de
España durante el estallido del conflicto. En la reconducción de los
acontecimientos hubo una gestión positiva por parte del suplente del ministro
Fraga, el ministro secretario general del Movimiento, Adolfo Suárez, con el
ministro de relaciones sindicales, Rodolfo Martín Villa, según Tusell[5].
La muerte de las cinco personas dio lugar
a un motín urbano- y una huelga general en el País Vasco- que únicamente se enfrió
con la mediación de Suárez. Con estos trágicos sucesos, con el desbordamiento
de la protesta social, tanto el Gobierno como la oposición democrática,
tuvieron conciencia de que no era posible la continuidad reformada del
franquismo ni la revolución democrática. Se entraba en una fase de negociación
de ruptura con el franquismo.
El rey Juan Carlos hizo unas declaraciones
en junio en Newsweek en las que calificaba al presidente Arias de desastre, y
hacía visible las diferencias entre el jefe del Estado y el presidente del
Gobierno. El rey le pidió su dimisión. El Consejo del Reino presentó una terna
de presidenciables con Fraga, Areilza y Suárez. Este último con la influencia
del rey sobre Torcuato Fernández Miranda[6]. Y según Tusell era o fue la
persona apropiada para aprobar una reforma política sustancial, porque era de
la generación cercana al rey, al que había prestado sus servicios como
presidente del ente RTVE[7].
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| Time, agosto de 1976. Etsy |
18 de agosto de 1976
Marcelino Oreja había sido designado
ministro de Asuntos Exteriores por el nuevo presidente del Gobierno de España,
Adolfo Suárez. Efe recogía unas declaraciones del ministro en Time. La portada
europea exhibía una foto de Suárez. Sobre el tema comunista y en medio de la
canícula de agosto, Oreja decía que la prioridad era pasar de un régimen
autoritario a una democracia y que la legalización del Partido Comunista creaba
problemas porque había gente opuesta a ello- aunque es conocido que fue legalizado en Semana Santa de 1977-. Sobre los planes del Gobierno
había varias opciones: un referéndum que cambie la constitución, una consulta
pública preliminar o una Ley electoral aprobada por las Cortes, posibilidades
que había que considerar porque habría elecciones antes del 30 de junio de
1977. Se seguía instando a entrar en la Comunidad Económica Europea y en la
OTAN. El titular de la portada de Time con Suárez remarcaba el deseo de España
de estar de nuevo en Europa[8].
27 de junio de 1977
Time volvía a ocuparse de España
tras las elecciones del 15 de junio de 1977. Comenzaba con una frase de Franco
de 1938: «No creemos en el gobierno a través de las urnas. La voluntad nacional
española nunca se ha expresado libremente por medio del voto. España no tiene
sueños descabellados.»
Y sí, había sueños descabellados, decía Time. Según la revista norteamericana, sueños, porque habían ido a votar 20 millones de españoles que querían olvidar el régimen autoritario de Franco y votar democráticamente. 165 diputados y 105 senadores de UCD, que, unidos a los senadores por designación real, daban al gobierno Suárez un control de esta cámara. En segundo lugar, destacó el resultado del PSOE de Felipe González con 119 diputados y 60 senadores. Más rezagados habían quedado el Partido Comunista, legalizado en Semana Santa de 1977, con algo más de 20 diputados, y Alianza Popular se quedó en 17 escaños. El buen resultado de los socialistas les hizo solicitar las elecciones municipales y constituirse en principal oposición al gobierno.
La idea era redactar una nueva constitución, disolver las Cortes y celebrar nuevas elecciones. También, recordemos, hubo en 1978 un referéndum sobre la constitución aprobada en las cámaras, por primera vez en la historia constitucional española.
A Time le llamó la atención el civismo
durante la jornada electoral, circunstancia que apreció en los partidos y los votantes. Como si toda la vida lo hubieran hecho. Las medidas de seguridad
de ese día fueron máximas por medio de las fuerzas de seguridad y el Ejército.
Hubo algunas pequeñas bombas detonadas por grupúsculos terroristas que no
empañaron la jornada.
El corresponsal de Time contaba anécdotas
de la jornada como la historia de dos monjas detenidas en Málaga por repartir
propaganda comunista o el señor que quería introducir el testamento de Franco
en la urna.
El éxito de Suárez y su coalición UCD se
debió en gran medida a la popularidad del presidente. El éxito del PSOE de González como
líder emergente se produjo tanto por su juventud en comparación con los comunistas como por
la novedosa campaña a la americana en la que había atacado por igual a
centristas y Alianza Popular.
Suárez había cimentado su éxito en
políticas como la amnistía y la legalización de partidos de la oposición pese a
los rumores de golpe militar. Y la vuelta de los exiliados. Hacía Time una semblanza casi laudatoria, donde señalaba su joven familia, su atractivo, la buena relación
que mantenía con el jefe del Estado. También resaltaba su cautela, y el poco
conocimiento de la gente de su persona. Trabajaba con un equipo reducido.
Suárez reconocía dificultades en una España que evolucionaba de forma
irreversible.
Time hablaba de los nuevos medios que
habían surgido a lo largo de la segunda mitad de 1976 como EL PAÍS y DIARIO16.
O revistas de información no solamente política como INTERVIU. Todavía
funcionaba la censura.
Se empezaba a hablar de la legalización
del divorcio. La Iglesia se oponía a la anticoncepción y el aborto. Y dentro de
la propia Iglesia Católica había diferencias entre los más cercanos al régimen
anterior y los cercanos a ideas de movimientos católicos de izquierda.
La economía había quedado olvidada con
los cambios políticos. La inflación, el aumento del paro, el déficit de la
balanza de pagos, las previsiones de cotización de la peseta. Era necesario un
plan de estabilización.
La solicitud de adhesión a las
Comunidades Europeas, la redacción de una constitución, el papel del rey en
esta…El rey tenía todavía un gran poder. El secretario de Estado americano Cyrus Vance había homenajeado su habilidad en la restauración de la democracia.
Time concluía su artículo indicando que
la prensa española reflejaba el triunfo de la moderación y el orden en las
elecciones[9].
[1] Agencia
EFE, 5-01-1976, delegación de Nueva York. Archivo Linz de la Transición
Española. Fundación Juan March.
[2] ABC, 6
de enero de 1976, páginas 13 y 64.
[3] Agencia
PYRESA, 9-01-1976, página 5, Archivo Linz de la Transición Española. Fundación
Juan March.
[4]
VALVERDE, A.: Informaciones, 11-03-1976. Página 2. Archivo Linz de la
Transición española. Fundación Juan March.
[5] TUSELL,
J.: La transición española a la democracia. Historia16. Madrid. 1999.
Páginas 40-41.
[6] AVILÉS,
J., EGIDO, A. y MATEOS, A.: Historia Contemporánea de España desde1923.
Dictadura y Democracia. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. 2011.
Página 152-153.
[7] TUSELL,
J.: Obra citada. Página 51.
[8] EFE y
ABC, 18 de agosto de 1976. Archivo Linz de la Transición. Fundación Juan March.
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| Time, 27 de julio de 1977. Time |
19-11-2025 Actualizado 23-11-2025 18:15



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