“Escribió
que su cara era trescientas setenta veces más ancha que diez mil
mundos; entendió que lo gigantesco puede ser una forma de lo
invisible y aun de lo abstracto.”
Jorge Luis
Borges, El otro Whitman, (1929). Discusión.
Era
extenso, difuso e inabarcable. Nunca se definió ni se pudo saber
dónde encontrarle. Era tan enorme que su visión era imposible a la
dilatación y la irisación del ojo humano. Sus reflejos de luz eran
distorsionados hasta el infinito y, en ese infinito, capaz de
incapacitar todo proceso de aprehensión y distinción.
Podía
pensarse cuando se reducía a su mínima parte y, todavía así, tenía
tal dificultad de abstracción que solo tras largos años de estudio
se conseguía absorber el primer principio de su conocimiento. Por
mucho que pretendiera obtener rasgos o cualidades de algo de su ser,
era necesario un largo aprendizaje semejante al de los antiguos
augures que, tras largos años auscultando las vísceras calientes de
un animal sacrificado, veían aquello que otros no verían en varios
miles de años.
Era
tan enorme, tan gigantesco que nunca cambió de lugar, ni de tiempo.
Era tan inabarcable que solo pensar en él era un esfuerzo
sobrehumano.
No era siquiera advertido por su olor porque se
confundía con el de la propia atmósfera, en todo aire respirado.
El
lugar que ocupaba era denominado universo porque no se podía ocupar
más, con sus luces y sus estrellas.
Tal
asombró provocó múltiples definiciones que solo podían reputarse
como falsas, que solo podían ser meramente declarativas, que solo,
en definitiva, podían ser comunicativas y, por tanto, universales.
No
es que sus vigilantes, sus observadores, sus investigadores fueran
liliputienses que anudaran con finos hilos y disparasen pequeñas
flechas, minúsculas, síntoma inequívoco de su localización,
visión y magnitud. No es que sus buscadores fueran marineros
anclados, naufragados y perdidos en la cueva de Polifemo que
tuvieran, necesitaran vitalmente, travestirse para huir tras
impresionarse de la furia del cíclope de un único ojo.
Tal
vez podía ser el temor o el miedo al desconocimiento, a sus efectos,
a su incapacidad para predecir o conocer su ser, letal en muchos
casos, que estaba y no estaba allí, aunque nunca fuera perceptible.
Aparentemente
inocuo, inoculaba, pervertía y contaminaba. Algo que solo era
presumible, sin certeza, solo una hipótesis, producto de una quimera
real que la imaginación consideraba imposible o falsa pero que
sucedía y acontecía, en sí, como cierto.
Era,
tal vez, como el genuino universo, era algo infinito, era algo
grandioso y era todo invisible, como la propia atmósfera como el
aire que da vida. Una difuminada pretensión de lo excesivo que no
podía ser valorado como sobresaliente, porque lo excedía y conformaba, puesto que era numen de todo y finalidad de toda musa o
inspiración. Era fascinante sin faz, engaño sin asunción que
alucinaba sin motivo o sin específico científico, ofuscando,
conturbando y confundiendo a todo aquel que no era muy experimentado.
Era
un misterio melindroso que incapacitaba a afectados y delicados.
Su
atracción era irresistible. Su singularidad producía una euforia
agradable, asumida por la mayoría, que armonizaba los miembros de la
sociedad e impedía desacuerdos. En su distancia era inmensurable, su
masa no era perceptible, ni había medios para pesar su fuerza y
movimiento.
Era
el mundo feliz, era el ensueño querido. Un mundo perfecto. Nada.
“Y
si el sueño finge muros
en la llanura del tiempo,
el tiempo le hace creer
que nace en aquel
momento.”
García
Lorca, Federico. La leyenda del tiempo, Así que pasen cinco años (1933).
Como
un recuerdo lejano queda todo lo sucedido en enero y febrero de 2020.
Antes del 14 de marzo de 2020, momento en el que adquirimos
conciencia de clase confinada, lo ocurrido es un vago recuerdo en
nuestra memoria, que no olvido, donde cada uno ve destellos distintos
de diferente duración.
Uno
de las noticias más relevantes en esos días eran las
manifestaciones de agricultores y ganaderos que reivindicaban su
labor, denunciaban la crisis del sector, temían los recortes de
fondos de la Política Agraria Común (PAC) y pedían soluciones al
Gobierno de España.
Una
de las quejas más reiteradas era la diferencia de precios entre la
producción agraria y la venta final al consumidor, incidiendo en
los distintos beneficios obtenidos por unos y otros durante las fases
de comercialización.
No
es pretensión de este escrito decantar la calidad del proceso
comercial existente, pero si observar una de las variables que se han
establecido en los últimos tiempos que intenta dar salida comercial
a un almacenamiento con unos límites comerciales que permitan el
mantenimiento de las explotaciones agrícolas y ganaderas, y más
teniendo en cuenta la situación económica actual producida por la
crisis del covid 19.
Se hace referencia aquí a una de las iniciativas que promueve Tablón
de Anuncios
denominada Mercado
Local(https://www.tablondeanuncios.com/mercado-local/), que
establece la relación entre el usuario de los productos
agrícolas y ganaderos con sus cultivadores para que la elaboración final, la venta,
beneficie a productores y consumidores con la especial circunstancia
de la venta de proximidad. Se establece normalmente un precio, aunque
también existe la posibilidad de venta por precio convenido.
Una venta online que se puede formalizar rellenando un formulario de
contacto y que luego se remata con el acuerdo sobre la forma de envío
al comprador y consumidor.
Mercado
Local de Tablón
de Anuncios
oficia de escaparate virtual de los productos que habitualmente
observamos en fruterías, carnicerías y pescaderías, mercados, y/o
secciones similares de grandes superficies, disminuyendo los
intermediarios de la cadena alimentaria habitual por un contacto más
directo entre el primer escalón productivo y las personas que
preparan su alimento diario.
Son Alimentos
de Cercanía, frutas-verduras-conservas-huevos, con una mínima distancia entre su origen y final para
promocionar economías locales con una finalidad o pretensión: el
consumo responsable, la sostenibilidad del mundo rural y el respeto
al medio ambiente.
Restauración Patio de los Leones 2012 (Fuente propia)
El
Ministerio de Cultura y Deporte ha dirigido1
a Comunidades Autónomas, Policía Nacional, Guardia Civil, Unidad
Militar de Emergencias y Protección Civil unas mínimas
'Recomendaciones sobre procedimientos de desinfección en bienes
culturales por motivo de la crisis por Covid 19', elaboradas por el
Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE). A modo de
resumen, se incide en la no utilización de productos como lejía,
amoniaco y detergentes que se contraindica su aplicación en
conjuntos monumentales, edificios históricos, yacimientos
arqueológicos y objetos. En su caso, soluciones hidroalcohólicas
diluidas o jabones neutros, siempre con presión controlada y bajo el
asesoramiento de un técnico de bienes culturales.
Teniendo
en cuenta la importancia primordial de la preservación de personas y
la sociedad en la que habitan, hay que considerar el valor añadido
del patrimonio cultural en nuestro concepto de civilización, aspecto
remarcado por instituciones internacionales como el ICCROM o el ICOM,
que recuerdan la importancia social y económica y el valor que
plasma a nuestra identidad el patrimonio cultural.
En
los espacios que contengan bienes culturales, sean museos,
archivos o conjuntos religiosos, entre otros, la recomendación es
evitar fumigaciones o pulverizaciones generalizadas en los citados
recintos. Por el cierre continuado desde el inicio de estado de
alarma, es improbable la permanencia de virus covid 19.
La
limpieza de suelos, puertas y manillares sin valor histórico o
artístico se hará preferentemente con etanol2
disuelto al 70%.
La
limpieza exterior de vitrinas se incluirá en el citado modo de
limpieza. Deberá ser realizada con anterioridad y, con
posterioridad, se hará mantenimiento preventivo. En los interiores
no es necesario por el acceso puntual y solo será realizado por
técnicos de la institución.
Cuando
se haya efectuado la limpieza y desinfección se ventilará los
espacios limpiados evitando compuestos orgánicos volátiles3
para seguridad y salud de los trabajadores y la correcta conservación
del patrimonio cultural.
En
los casos de trabajo directo con bienes de museos, archivos o centros
religiosos por inspecciones, movimientos o restauración, se hará en
todo momento con guantes desechables y, recomendable, mascarilla para
evitar cualquier contagio.
En
cuanto a los bienes culturales inmuebles, se debe seguir las
pautas de las autoridades sanitarias y de la Organización Mundial de
la Salud, siempre, y tenido en cuenta, con un uso adecuado para
impedir un daño irreparable sobre el patrimonio.
Cuando
se desinfecte los espacios cercanos a los bienes culturales como
cascos históricos, plazas públicas, parques o calles, se evitará
rociar de manera directa los objetos o edificios de valor
histórico-artístico.
En
el entorno directo de los bienes culturales se utilizará
preferentemente una disolución de etanol al 70% en agua y nebulizada
a baja presión. Es menos dañina que la lejía4
sobre materiales como la piedra, el ladrillo, la madera o el metal.
Se
evitará tratamientos desinfectantes en las proximidades de bienes
culturales policromados como portadas o retablos, con la
recomendación, en su lugar, de vallados que eviten la aproximación
y el contacto directo de las personas.
No
se recomienda tocar directamente los bienes culturales y, en esta
situación de pandemia, menos.
Como
coda, se resumen unas indicaciones comunes:
Los
procesos de limpieza y desinfección se ejecutarán con equipos
de protección individual (EPI) que garantice la seguridad del
trabajador.
Es
necesario conocer la composición y uso de los productos de limpieza
que se apliquen y el objeto, bien cultural, sobre el que se realice
la conservación y mantenimiento.
Por
ello se evitará mezclas de productos que se desconozca su
compatibilidad y, en caso de duda, no se aplicará tratamiento o
remedio de conservación preventiva, buscando el consejo de
profesionales de museos.
Cercana
la fecha del 18 de mayo como día internacional de los museos, y, por
otra parte, recuerdo del nacimiento del ilustrado Félix de Azara,
cartógrafo y naturalista influyente en Darwin, nos encomendamos a
todos lo que, con sus medios y conocimientos, marcaron pautas para el
conocimiento de los seres humanos y la conservación de la cultura
material que utilizaron.
#Cuida
el Patrimonio. #Cuídate.#No lo #toques.
“Y
miré; y apareció un caballo bayo; y el que montaba sobre él tenía
por nombre la Peste” (Apocalipsis de Juan, 6, 8)
Atenea o Minerva, protectora de la cultura y el arte
Félix
de Azara y Perera1 fue un ingeniero naval y naturalista que
desembarcó en Río de Janeiro en 1781, participó en la
delimitación geográfica del Brasil, reconociendo la
costa septentrional y determinando los límites del río Paraná, y que dirigió la expedición, que desde Buenos Aires, recorrió la extensa
región de las Pampas para adelantar las fronteras hacia el Sur.
Una
ingente labor cartográfica2,
con valiosos informes que constituyen tratados sobre geografía
política y humana, y un compendio de historia natural americana bajo
la forma de “Apuntamientos”sobre los pájaros y los cuadrúpedos del río
de La Plata y del Paraguay, que le reputaron, de forma merecida, como
naturalista3.
Inicialmente
se encontraba como comisionado de límites para solucionar los
conflictos territoriales entre España y Portugal. Durante la
ausencia lusa, dedicó su ocio a la observación y estudio de
animales, imbuido del espíritu del hombre ilustrado que, sin ser
evolucionista, estaba dentro de los naturalistas viajeros y curiosos
que abren camino a Darwin.
Azara
llegó al Río de la Plata a principios de 1782 dentro de la
“Expedición a la América Colonial” enviada por los reyes de
España para delimitar fronteras con Portugal tras la firma del
Tratado de San Ildefonso (1777). Se fue labrando un perfil de hombre
ilustrado e imparcial que favoreció el encargo del virrey del Río
de la Plata, Gabriel Miguel de Avilés y del Fierro, para evaluar la
situación de los indios guaraníes de Misiones.
Azara
era contrario a los jesuitas, partidario del poder real sobre el eclesiástico, y
por tanto no partidario de las reducciones indígenas, por lo que su
informe se dirigió a imponer cambios en los pueblos, liberando sus
cargas y vínculos comunales. Como comisionado de límites hacía,
además, el papel de mediador con el rey de España en su pretensión
de control espacial y demográfico y, para esta labor, hizo una
descripción de las regiones fronterizas con Portugal conjugando
intereses mercantiles y defensivos con su investigación como
naturalista.
Como
geógrafo cartografió mapas del río Paraná, del distrito de Santa
Fe y de la Vera Cruz, de la frontera del Brasil, el mapa general de
Paraguay y de la provincia de Buenos Aires, los planos de Asunción,
Atirá, Buenos Aires y Concepción, los planos de los puertos de
Montevideo y Maldonado, el mapa del gobierno del Paraguay y partido
del Chaco y el mapa de la provincia de Chiquitos y el gobierno de
Matogroso y de Cuyabá.
Realizaba
descripciones climáticas de vientos y precipitaciones, la
disposición, extensión y límites del terreno, sus paisajes y
especies vegetales, el desarrollo agrícola y ganadero, y la
descripción de la población humana que habitara en dichos espacios.
Destacó
por la exactitud de su trabajo. De hecho, fue muy reconocido su mapa
de Paraguay y la provincia de Buenos Aires. También fue reconocido por el
detalle de sus apuntes sociales y económicos sobre el abandono de
los indios tras la expulsión de los jesuitas y, al mismo tiempo,
propuso soluciones educativas junto a un apropiado y acorde
desarrollo agrícola y ganadero según las condiciones del
territorio. Como viajero tuvo gran capacidad para captar la realidad
de lo observado, comparando los datos geográficos con los datos
biológicos, ayudando al desarrollo posterior de la Geografía
Humana.
A
continuación se detalla sus viajes y una cronología cartográfica.
Félix de Azara
Viajes
de Félix de Azara:
-Paraguay,
hasta las Misiones y Corrientes.
-Frontera
sur de Buenos Aires (territorio pampa).
-Frontera
de Brasil.
-Tramo
meridional del río de la Plata y del Paraná.
-Navegación
por los ríos Paraguay, Paraná, Tiete, Iguazú, Uruguay, Curuguaty,
Jesuy, Tebycuary y Gatemy4.
MAPAS
Mapas
del período 1784-88:
1,
“Carta
Esférica o Reducida a las provincias del Paraguay, Corrientes y
Misiones Guaranis”. 13 de octubre de
1785. Museo Naval5.
2,
“Demostración
geográfica del río Paraguay desde la ciudad de Corrientes, hasta la
de Asunción y terrenos enmediato a él”.
Hay dudas en la fecha y en la atribución. Museo Naval.
3,
“Carta
que resulta de la Derrota á los pueblos de Sto. Estanislao y Sto.
Joaquín”. Sin fecha y firma. Museo
Naval.
4,
“Carta
Esférica o Reducida de la provincias de Paraguay y Misiones Guaranis
con el distrito de Corrientes”, 30
de agosto de 1787. Biblioteca del Palacio Real.
5,
“Plano
de los Ríos Curuguay y Xexuy levantado en el año 1788”,
Museo Naval, atribuido a Azara.
Mapas
del período 1788-1796:
6,
“Plano y
Perspectiva del presidio portugués de Nova Coimbra, situado en el
margen occidental del río paraguay en los 19º 53' de latitud
Austral”. Sin fecha ni firma
confirmada. Biblioteca Nacional de España.
7,
“Carta
Esférica de la provincia del Paraguay según los últimos
reconocimientos particulares de las 3ª y 4ª Partida de Demarcación
en el año 1787 a 1791”. Museo
Naval.
8,
“Carta
Esférica o Reducida a las Provincias del Paraguay, Corrientes y
Misiones Guaranis”. Museo Naval. Sin
fecha ni firma.
9,
“Mapa
Esférico de la Provincia del Paraguay que comprende la jurisdicción
de Ciudad de Corrientes, y las Misiones Guaranis, levantado por los
demarcadores de límites entre los dominios de España y Brasil. Año
de 1792”. Museo Naval.
10,
“Carta
Reducida de toda la provincia del Paraguay levantada en varios años
y concluida en 1793 por el capitán de fragata D. Félix de Azara y
los geógrafos en mando”. Servicio
Geográfico del Ejército, Madrid.
Cartografía
en las provincias del sur, a partir de 1796:
11,
“Carta
reducida del reconocimiento encargado al capitán de navío D. Félix
de Azara”. Museo Naval. Desde Buenos
Aires al río Salado, a Santa Fe.
Cartografía
de la frontera Brasileña, a partir de 1796:
Por
encargo del Virrey Antonio Olaguer Feliú, tras su regreso a Buenos
Aires, levantó la carta de la frontera describiendo el fuerte de
Santa Teresa y San Miguel y remitiendo el informe de su defensa al
Virrey. Más tarde, a iniciativa del Virrey Avilés levanta los mapas
de Buenos Aires y Uruguay con la ayuda de Andrés de Oyarvide6,
ya a finales de su estancia en América del Sur, en 1801.
A
finales de 1801 recibió la orden de regresar a España
cuando se encontraba, como se ha indicado antes, en la frontera
brasileña. Por influencia de su hermano Nicolás, embajador en
Francia, se publicaron allí sus obras, conociendo a los
investigadores galos, siendo distinguido en sociedades científicas y
obteniendo reconocimiento en el Museo de Historia Natural. Murió el
17 de octubre de 1821 a causa de una pulmonía7.
4 TORRENS,
F.: La aportación de Félix de Azara al conocimiento geográfico
de América meridional en el siglo XVIII. Universidad de
Barcelona. 1976. Resumen de la tesis de licenciatura.
6 MARTÍNEZ
MARTÍN, C.: Aportaciones cartográficas de D. Félix de Azara
sobre el Virreinato del Río de la Plata. Revista Complutense de
Historia de América, 23, Servicio de Publicaciones, UCM. Madrid,
1997.
7 MERINO,
M.: Féliz de Azara (1742-1821). Hizo Historia. Ambienta.
Febrero. 2003.
-A todos los
ciudadanos de esta gran nación, en cuanto comience el día,
obedeceréis la orden gubernamental. Quien no se someta será
propuesto para sanción y posible pérdida de derechos.
De este modo
todos los barrios, todos los pueblos, todas las diputaciones, todas
las autonomías, y todo el gobierno obedecieron, con el nuevo día,
la orden gubernamental.
Hubo desde ese
momento personas que se dedicaron a denunciar a los que no se
prestaban a cumplir las normas, no a su sentido literal, sino a lo
que cada grupo entendía que debía cumplirse. Grupos que desde su
púlpito, ventana o balcón, solo por estar un poco más alto, se
sentían con autoridad para decir quien o cual no las cumplía.
Un grupo de
personas, muy afectas al dirigente más importante, el Grandioso
gobernante, le dijeron ante su magna presencia:
-¡Grandioso
gobernante! Se ha decretado que a partir de la primera hora del día
decidido se obedezca la máxima ley establecida y quien no lo haga
deberá ser castigado con toda la dureza de la ley del gobierno. Es
un hecho que hay un grupo de personas y sus seguidores que reclaman
todos sus derechos y no obedecen la ley establecida. Son aquellos
que representan al grupo de ciudadanos que tiene cierto poder y no
temen los decretos establecidos rebelándose contra los preceptos
ordenados.
El Grandioso
gobernante preguntó sobre la identidad de los cabecillas de los
desafectos. Los ciudadanos delatores dijeron desconocer su apariencia
pero sabían sus identidades digitales.
Identidades digitales que
respondían, a imagen o semejanza de los tres hebreos del libro de
Daniel, a los nombre de usuarios de cuentas de Sidrac, Misac y
Abdénago. El Grandioso gobernante que, en ningún momento, se
hubiera imaginado que alguien pudiera compararle con Nabucodonosor,
rey caldeo de Babilonia, montó en cólera divina y, en un arranque
furioso, ordenó al acusador general de la administración que
denunciara, detuviera y pusiera a buen recaudo a los cabecillas de la
respuesta a las órdenes legales establecidas desde la primera hora
del día establecido en el decreto.
Ante la inercia
del momento, los contrapesos del poder, ya de por si lentos,
caminaron más despacio, y no fueron capaces de oponerse a los
decretos decididos sobre el cumplimiento de la legalidad de lo
establecido. Tampoco fueron capaces de decidir si las normas del
decreto eran legales con lo cual todo quedaba en una indefinición
flagrante, sin llama, y sin resultados, que causaba más desafectos
al orden y seguidores a los rebeldes, que, aunque desconocidos,
gozaban de mucho éxito con sus avatares de usuario Sidrac, Misac y
Abdénago.
Por la
ubicación de sus dispositivos fueron localizados los cabecillas de
la rebelión y conducidos a la dirección de seguridad que se
encontraba en el viejo edificio del Alto Horno de Maderas Nobles.
Allí fueron confinados y encerrados en la sala de caldarios, en el
recinto de sauna, para ablandar poco a poco su voluntad, mediante
suaves y continuas saunas, hasta un máximo de setenta y dos horas.
A cada hora de sauna le sucedía una hora de intemperie, y así
sucesivamente, pero incrementando el tiempo de sauna y reduciendo el
instante de intemperie con lo que a las doce horas de reclusión
estaban más tiempo exprimiendo el sudor a través de los poros de su
piel y reduciendo la capacidad de resistencia y la defensa
de la identidad de sus seguidores.
Lloraban de placer y de dolor ante
las continuas saunas, y su voluntad se fue mutando como su percepción
de la realidad, distinta, y su resistencia se fortificó como un vino
generoso cuando elevaron cánticos espirituales al cielo que les
estaba vedado contemplar. Comenzaron con “Bella Ciao” y “Grandola
Vila Morena” para animar su conciencia, después su alma, y luego,
finalmente, su cuerpo. Enardecidos, entonaban las letras de los
partisanos italianos, y, a continuación, seguían con la canción
de José Afonso, con un imaginario clavel en la boca, rogando por una
tierra de fraternidad.
El repertorio
de reivindicación personal se fue ampliando con himnos patrios como
el “Banderita” de Marujita Díaz, “Dame Veneno” de Los
Chunguitos, “Tramperos de Connecticut” del Gran Wyoming y
Reverendo, y la versión de “Paquito el chocolatero” de King
África. A cada nueva canción los carceleros elevaban la temperatura
de la sauna, inclementes, duros, como si pautaran una dieta radical y
milagrosa para reducir a los líderes de la revuelta.
Líderes
de la revuelta que mostraban una resistencia irresistible para sus captores, ya que les pidieron que subieran más la temperatura porque
querían cantar “El tractor amarillo” para lo que necesitaban más
calor para presumir del tractor descapotable.
Sus captores,
agotados, pasaron información, por los cauces habituales, al
Grandioso gobernante sobre la grandiosa resistencia de los líderes
de la revuelta. El Grandioso gobernante se quedó pensativo, pero
también pasmado, y preguntó a su equipo de seguridad:
-¿Han cantado
“El toro guapo” de El Fary?
-No, Grandioso
gobernante, la suerte busca, huye y a ratos vuelve. Pero dicen que se
saben la letra de “Cántame” de María del Monte, “Por ella”
de José Manuel Soto, y todo el repertorio de Ismael Serrano.
-¿Quién ha
introducido drogas en la sauna? Mi paciencia tiene un límite. ¿Tiene acceso a
LSD?
-¡No!,
¡Oh, Grandioso gobernante a quien las flores no disputan belleza y
elegancia! No sabemos la razón pero cuando cantaban el tractor
amarillo empezaron a bailar, se fueron elevando suavemente del suelo
entre los vapores de la sauna y sus giros continuos, como giróvagos
emborrachados de placer, hizo inútil interrogarles ni sacar
información productiva. Su actitud nos desmoralizó. Están muy bien
entrenados. Deberíamos aprender su técnica de resistencia ante la
adversidad, su aguante ante el encierro, su capacidad de adaptación
ante la elevación de la temperatura, su forma de bailar que mezcla
el ritmo flamenco y la estilización del teatro kabuki japonés.
Estamos agotados. Te pedimos el relevo porque no tenemos trajes de
protección ante sus poderes.
-Traedme los
detenidos a mi presencia ¡Rápido!
Horas más
tarde llegaron los detenidos, asustados, gritando, lamentando que
hubieran salido de la sauna. Querían volver. Ante él dijeron:
-Grandioso
gobernante: Tu condena a la sauna eterna ha sido rota por nuestros
carceleros. Te imploramos cumplirla completamente, al menos durante
cuarenta días y cuarenta noches. Queremos flotar entre los vapores
calientes y cantar alabanzas a nuestros seguidores. Hemos conseguido
memorizar los grandes éxitos de El Fary y las representaciones
teatrales de Guillermo Toledo. Nos elevaremos más de dos metros
sobre el suelo cuando declamemos sus actuaciones. Y, finalmente,
cantaremos “Vivir así” de Camilo Sesto cuando la altura pasé de tres metros. Flotaremos sobre los demás ciudadanos, estaremos
embriagados de amor por estar así, con el alma herida.
El Grandioso
gobernante estaba sentado en su sillón de gran gobernante, de
respaldo ergonómico y reposadero de pies almohadillado, pero,
conforme hablaban los detenidos, cabecillas de la rebelión, su
voluminoso cuerpo se fue elevando, sus brazos se fueron agitando, sus labios temblaron de forma espasmódica, sus piernas se movían de
forma que ningún danzante podía igualar ante la melodiosa voz de
los líderes de la revuelta, y sus cuerdas vocales comenzaron a emitir
una voz melodiosa conforme alcanzaba las más altas estancias del
palacio del Grandioso gobernante, y por efluvios sonoros de su boca se oyó canturrear
“Libre” de Nino Bravo sin poder parar, sucesivamente, sin pausa,
continuamente. El Grandioso gobernante salió por el balcón del
palacio y se dirigió al cielo, buscando nuestro satélite lunar
y al pasar al lado de la Estación Espacial Internacional saludó a sus
cosmonautas cantando:
-¡Liiiibre,
como el sol cuando amanece, yo soy liiiibre!
El Grandioso
gobernante supo al fin lo que era la libertad. Amó. Sonrió, sin
hablar, cubierto de flores carmesíes a la luz de la Luna. Con el
tiempo fue el mayor divulgador de las maravillas del planeta Tierra
debido a los beneficios de su visión global desde la Luna y las
largas horas de estudio que dispuso al abandonar sus ocupaciones como
gobernante.
Los líderes de
la revuelta fueron liberados tras setenta y dos horas porque no se
presentó ningún cargo contra ellos. Pasaron el resto de sus días
actuando por teatros, salas de fiesta, casetas municipales y
cualquier otro recinto de aforo respetable que llenaron completamente
con sus canciones e interpretaciones contagiosas, embrujadoras,
mágicas con las que influían en los comportamientos humanos de los
ciudadanos de esta o aquella gran nación.
El
21 de abril de 1898 el congreso de los Estados Unidos de América
recibió la petición del presidente Mckinley para declarar la guerra
a España tras la movilización propagandística de la sociedad
estadounidense por distintos medios, destacando los empresarios de
prensa Hearst y Pulitzer. Los restos del imperio colonial español
eran Cuba, Puerto Rico y algunas islas del Pacífico, entre ellas, el archipiélago filipino.
La
pérdida emocional de los últimos vestigios de un imperio, ya
residual territorialmente desde la segunda década del siglo XIX,
planteó el cuestionamiento del sentimiento español, su situación
política, sus problemas sociales, el papel de los poderes fácticos
como el Ejército, la configuración del propio estado y de su
estructura económica.
El
regeneracionismo como consideración de España había comenzado
antes de la crisis de 1898, más se constituyó en motor necesario al poner esta actualidad como foco de sus
postulados. Fueron postulados o arbitrios, muchas veces
contradictorios, presentados por intelectuales y escritores que
mediante ensayos, artículos de prensa, conferencias y discursos
proponían soluciones a los problemas de España. Algo parecido
ocurrió, especialmente tras la derrota de Rocroi en 1643 y el
reinado de Carlos II, y existente desde finales del siglo XVI y siglo
XVII, con los arbitristas económicos relacionados con la Universidad
de Salamanca.
Considerar España como problema. España era un
organismo histórico de sustancia etnocultural de base castellana,
generada a través de los siglos; una realidad objetiva e
irreversible que era mejorable. Conscientes del atraso, incidían en
el mismo con el interés de llevar a cabo una modernización que
recuperará la grandeza pasada. Como grandes taras señalaban la
naturaleza oligarca y caciquil del sistema de la Restauración que se
plasmaba en el atraso campesino, la escasa investigación científica
y técnica, el pequeño desarrollo industrial, la pérdida del
estatus como potencia europea y el analfabetismo e incultura que
lastraba el desarrollo de los ciudadanos y élites intelectuales para
que actuasen como transformadores de la sociedad. Como remedio se
hacía una crítica al desarrollo del liberalismo español y su
manifestación política, el parlamentarismo, llegando a proponer
situaciones de excepción. Este movimiento influirá en pensamientos
de derecha como el maurismo y de extrema derecha como el
primoriverismo, el falangismo y el franquismo.
Otros, en otra
perspectiva, fiarán las virtudes regeneradoras a la verdadera
democracia con la asunción de la nación española e influyendo en
republicanos y socialistas que evolucionan del regionalismo al
autonomismo en el tránsito de la monarquía a la república. La
cuestión regional estará también dentro de los planteamientos de regeneracionistas1.
El
sistema de la Restauración fue incapaz de impulsar el desarrollo de
la sociedad española en el momento en que se producía una expansión
de las naciones capitalistas. Una crisis ideológica sobre la
identidad de España, que Tuñón de Lara calificó de quiebra
ideológica, pero que para González Cuevas no fue único en Europa
porque a partir de 1890 Portugal renunciaba aparte de su imperio
colonial, o con el primer fracaso italiano en la Abisinia y la
derrota francesa de 1870 frente a Alemania. La crisis afectó, por
tanto, a las ideologías dominantes, liberalismo y conservadurismo, y
desarrolló, por ende, a otras ideologías desde la extrema derecha a
la extrema izquierda. Surgió un conservadurismo radical donde lo
nacional ocupaba un lugar prioritario y que se podría denominar como
conservadurismo integral que en España tuvo un lento avance que se
manifestó en el surgimiento de nacionalismos a partir de los
regionalismos vasco y catalán como síntoma de la debilidad del
sentimiento español tras la pérdida de las últimas posesiones
territoriales fuera de la España actual2.
Y, en otro espectro, influirán en el desarrollo de la dictadura de Primo de Rivera al final del reinado de Alfonso XII, en su promoción
de desarrollo económico y modernización técnica.
Como
otra idea de España, se aportará por republicanos y socialistas, en
el primer tercio del siglo XX, el intento de asentar una
república española en la década de la Gran Depresión.
El
historiador marxista Hobsbawm calificó al imperio español, junto al
portugués, de imperios preindustriales3
al mismo tiempo que supervivientes de la edad Moderna. La relación
entre la metrópoli y las antiguas colonias se mantuvo a través de
las relaciones basadas en una cultura hermanada por una lengua común,
un comercio que nunca se rompió, pero que ya estaba dominado por los
estadounidenses desde antes de la independencia como ha señalado
Carlos Malamud4
indicando que en 1850 ya exportaba Cuba cuatro veces más al vecino
americano que a España, y unos lazos familiares de emigrantes de ida
y vuelta.
El
recuerdo sentimental de Cuba se plasma en la literatura de
la Edad de Plata de la cultura española. Como ejemplo final, señalar que el
impacto que causa Nueva York en Federico García Lorca es matizado al
final de su viaje con el paso por Cuba como se aprecia en su poemario
"Poeta en Nueva York", donde
consagra su décima parte a la llegada a La Habana, siendo el poema
“Son de negros en Cuba” muestra de ese cambio emocional tras
dejar su estancia en Estados Unidos.
1 DE
LA GRANJA, J. L. , BARAMENDI, J. , ANGUERA, P.: La España de los
nacionalismos y las autonomías. Síntesis. Madrid. 2001. Versión
kindle. 1171-1212.
2 GONZÁLEZ
CUEVAS, P. C.: Historia de las derechas españolas. De la
Ilustración a nuestros días. Biblioteca Nueva. Madrid.2000.
Páginas 187-220, sobre la crisis del 98.
3 HOBSBAWM,
E.: La era del imperio, 1875-1914. Crítica. Buenos Aires.
2009. Página 66
4 MALAMUD,
C.: Historia de América. Alianza Editorial. Madrid. 2013.
Página 394.
-...Porque
cuando todavía eramos débiles, Cristo, a su tiempo, murió por los
impíos...
El
sacerdote inició el responso a la entrada del cementerio municipal.
Asistían tres familiares, separados, con la boca y las manos
tapadas, ocultas, huyendo del aire infecto, del miedo infecto, del
pavor sin fin. No pudieron entrar en el cementerio hasta el momento
que la funeraria llevó el féretro. El trámite sería rápido. Si
era creyente, se esperaba un rato más hasta la llegada del religioso
que rezara el responso. Ella, la muerta, condenada a muerte en su
vejez por covid19, hubiese querido un oficio fúnebre muy religioso,
como ella. Sus familiares hubiesen respetado sus convicciones. Un
entierro largo, cantando por sus monjitas, con el sonsonete melodioso
del último trance.
-...pero
Dios probó su amor hacia nosotros en que, siendo pecadores, murió
Cristo por nosotros...
Uno
de los familiares le preguntó al sacerdote qué texto sagrado estaba
leyendo. Le dijo que Romanos, la epístola de San Pablo. El apóstol
que había abrazado el cristianismo tras su caída del caballo. Él,
que se estaba cayendo del caballo diariamente, bruscamente,
incrédulo, él.
-...porque
si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de
su Hijo, mucho más, reconciliados ya, seremos salvos en su vida1...
Los
níveos y ocultos sepultureros del cementerio hablaban, mientras
esperaban la llegada del féretro, de sus problemas, de su olvido, de
lo poco que se estima el trabajo que hacen, sepultados por el pico,
la curva y la meseta de los contagios, por la falta de medios y
medidas, por el escaso peso de los que pesan y miden, por el retraso,
por el fárrago y el piélago abrumador de noticias solapadas para
que cueste llegar a su labor mortuoria, que certifique esa otra
cuenta de la que no quieren hablar, la de los muertos, la de su
respeto, la de su honor, la del recuerdo, la de su despedida...
No,
no se quiere ver el abandono en que se depositan los restos humanos
en un campo municipal. Los familiares estaban impresionados por el
momento, por la circunstancia, por los ropajes de protección de los
enterradores, de blanco leviatán, con máscaras trompadas para
protegerse de cualquier posible emanación de la descomposición y
podredumbre de los fallecidos, y de nuestra propia podredumbre, de
nuestro propio temor. El miedo a nuestro propio virus, el miedo a la
incomprensión, el miedo a perder toda seguridad.
-...Porque
ninguno de nosotros para sí mismo vive y ninguno para sí mismo
muere...
En
menos de veinticuatro horas se lleva a cabo el enterramiento como
medida sanitaria. Cuando los familiares llegaron al hospital ya
estaba introducida en un saco negro, fúnebre, en una sala cerrada,
hermética y sola. Sellada en su barca final. Hasta que no llegó el
trabajador de la funeraria, no se abrió el mortuorio hospitalario.
Llovía y los familiares esperaban a rellenar el papeleo de la
muerte, que atracase un Caronte moderno bajo el agua purificadora, lluvia que
parecía limpiar toda mácula del aire, toda polución ambiental que
emanaba de la entrada del hospital que se abría en contadas
ocasiones cuando llegaba algún enfermo urgente con miedo a que
le atendieran superior al dolor que traía tras tropezar haciendo carreras en el
salón de su casa durante el confinamiento. Todo era penoso. Salió
un sanitario cubierto de blanco leviatán...
-...En
fin, sea que vivamos, sea que muramos, del Señor somos. Que por esto
murió Cristo y resucitó, para dominar sobre muertos y vivos2...
El
trayecto hasta el hospital recorría un paisaje apocalíptico,
desolador, vacío. Las calles habían crecido sin nadie y estaban
ocupadas por la ponzoña del virus, por la imprevista manifiesta, por
los espectros residuales de hombres, mujeres y niños que habían
dejado su reflejo en el aire, en las pisadas, en sus exhalaciones
convertidas en nubes, en los rayos de sol reflejados. Era la
desesperación por un rápido contagio, por un veloz empeoramiento,
por la noticia del conocido enfermado, por aquellos a los que no se
podía ayudar. Inermes, indefensos, clamantes.
-...Si
hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos en Él3...
Nada
más terminar el responso se trasladó el féretro a su tumba,
preparada para ser sepultada en cemento y ladrillos, tapada
rápidamente con la losa de su lápida, el granito de su roca final
que aplastara el recuerdo y el drama existente. Los sepultureros
tal vez querían aplausos. O solo reconocimiento.
Los
familiares, personas libres en el cementerio, volvieron al
confinamiento domiciliario. Recordaban el comienzo del poema de
Dámaso Alonso: “Si vais por la carrera del arrabal, apartaos, no
os inficione mi pestilencia4”.
Habían olvidado el amor entre los humanos porque no sabían quiénes
eran los pestilentes. Y volvían a su cárcel personal por su propio
miedo a lo desconocido.
La
clausura propiciaba un mundo irreal, paralelo y similar a la
perspectiva que se vive en “La invención de Morel” de Adolfo
Bioy Casares donde la soledad, los recuerdos o las querencias se
entrecruzan. Ideas, pensamientos, ideas. Uno de los familiares
comentó que Ortega y Gasset prologó la edición de Emilio García
Gómez de “El collar de la paloma” del cordobés Ibn Hazm
(994-1063), donde decía que 'la cara es el
hontanar donde brota el amor como tal5'.
Ahora, por ir tapados, no había tal.
4ALONSO,
D.: Hijos de la ira. Poema 'De profundis'. Austral. Madrid.
1983. Página 143-144. Poemario publicado en 1944.
5IBN
HAZM: El collar de la paloma. Alianza Editorial. Madrid. 1989.
Edición de Emilio García Gómez. Prólogo de José Ortega y
Gasset. Página 25. Tratado sobre el amor y los amantes en la
Córdoba andalusí.