Este blanco candil
de piquera cerámico elaborado con torno veloz,
pintado con motivos decorados, datado en el siglo XI, fue encontrado en
Algeciras. No alumbró la oscuridad en su largo olvido.
Al-Yazira al-Jadra, Algeciras, tendría, tras la caída del califato omeya y su
desmembración en reinos de taifas, un período político convulso. Fue taifa bereber
de los hamudíes en 1023 d. C., dependió después de la taifa de Sevilla en 1055 d. C. y
sufrió ocupación almorávide en 1086 d. C.
Durante el siglo XI se
advierte una continuidad de los modelos y las producciones califales, con
carácter general, aunque la fragmentación política favorece la multiplicación
de los tipos y la variedad de las decoraciones cerámicas. Todos estos artesanos recibirán la introducción de nuevas técnicas decorativas. La luz de las ideas alumbrará los nuevos candiles.
Este humilde candil de piquera tuvo, tiene, base plana, cuerpo troncocónico invertido, y cuello cilíndrico que se abre en
altura. El asa ovalada sobresale en ese alzado para acabar en un borde superior al salir de la base ancha del mismo. La piquera es de base convexa con alargamiento
proporcionado que remata en abertura. El candil está pintado en blanco omeya
con decoración en morado en la base y comienzo de cuello de candil.
Los sencillos motivos geométricos son de puntos y círculos. Es una producción que tuvo un uso doméstico, con la aplicación práctica que suponemos: iluminar el arte islámico con su recuerdo, sencillo y claro.
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA:
Quirós Castillo, J. A.
y Bengoechea Remetería, B. Arqueología III. Arqueología Medieval y Postmedieval. Páginas 502-525. UNED. 2010
Álvaro Zamora, M. I. La
Cerámica Andalusí. Incluida en la publicación Artigrama, núm.22, páginas 337-369, 2007.
Mientras Alcaraz ganaba la merienda, o
la cena, parisina ante un alemán llamado Zverez, empecé a buscar qué noticias habían sucedido cercanas al
nacimiento de un modisto de la movida, origen del diseño prêt-à-porter en los ochenta, que vivió y murió su madurez en los años de la transición y consolidación democrática española (1973-1994).
Busqué un diario de la posguerra española, El ABC monárquico, que entonces no podía serlo tanto, por el dominio de falangistas y tradicionalistas en la dictadura.
Un periódico de la posguerra civil española,
en medio de la Segunda Guerra Mundial, tenía un signo distintivo: escasez de
papel y noticias; escasas posibilidades acrecentadas por la falta de independencia ante el control gubernamental de la información.
ABC recogía el 23 de mayo los hechos del
21, o días anteriores, porque el día 22 había sido lunes y no se publicaba prensa, salvo las Hojas.
El control previo no evitaba la llegada de noticias de agencias que evidenciaban el avance aliado desde 1942. Recordemos el giro de la
dictadura desde ese año. Desde el inicial aspecto fascista que dotaba Falange se había pasado a la
pugna por el poder con los católicos del régimen. Serrano Suñer, el cuñadísimo
falangista, había caído en desgracia tras los sucesos de Begoña. El propio devenir
de la guerra mundial y las necesidades de negociar comercialmente con los británicos,
dueños del mar, para poder arribar alimentos a los puertos españoles, obligaba a Franco a una realidad política ajena a la
parafernalia falangista[1].
Serrano Suñer, Ramón.
Los aliados habían desembarcado en Italia
y preparaban el desembarco en Normandía a principios de junio. En la lejanía se
recibían noticias de la guerra del Pacífico. Los japoneses se resistían a
aceptar el avance angloamericano hacia el Norte y el Oeste del Pacífico: Filipinas
y el corazón del Imperio Japonés. El Imperio del Sol Naciente había olvidado ya sus pretensiones sobre
Australia y Nueva Zelanda y la propaganda del general Tojo era solamente eso:
propaganda. Hablaba de una futura ofensiva para asestar el golpe definitivo a
su enemigo. Únicamente habían conseguido progresos en China y los americanos intentaban
prestar su ayuda a los partidarios de Chang para continuar con la resistencia.
Las noticias tenían una mayor importancia
si venían de los frentes europeos: La ofensiva en Italia, los bombardeos en
suelo alemán, y el avance de las fuerzas soviéticas.
En Italia, tropas francesas, americanas,
polacas y canadienses luchaban por romper la línea Hitler y ocupaban el monte
San Biagio. Se encontraban, además, a 40 kilómetros de Anzio.
EFE, en noticia de agencia, informaba desde
Londres que, a las 12 de la noche del 22, los montes Marino, Autone y Capiccio,
situados al norte y nordeste de San Biagio, habían sido conquistados, según noticias
llegadas del Cuartel General Aliado en Italia mediante Reuter. Estas tres
alturas triangulaban San Biagio y conseguían un avance de ocho kilómetros. El
avance seguía por el sector costero.
Los ingleses informaban también del ataque
aéreo sobre Duisburgo. Los alemanes reconocían este ataque sobre localidades y
trenes de viajeros en el norte y centro de Alemania, pero habían repelido el
ataque derribando 32 aparatos enemigos. Y sin dar datos, informaban de ataques
alemanes en el este de Inglaterra.
Desde Washington llegaban noticias del
funcionamiento de la Ley de Préstamos y Arrendamientos. El presidente Roosevelt
declaró al Congreso que había enviado a los aliados en los primeros meses de
1944 más de 2.100 aviones, cerca de 2.000 carros, y más de 60.000 vehículos
militares. La mayoría de todos ellos para la posible invasión. El grueso del
presupuesto de 24.225 millones de dólares, las dos terceras partes de equipos,
servicios y abastecimientos, que fueron a los aliados, fue a parar a Gran
Bretaña y Rusia.
Los grandes navíos se arrendaron durante la
guerra y se suministraron a los británicos. Entre estos arriendos también
entraron aviones y carros. Creía el presidente americano que habían aprendido a trabajar junto a los aliados y que, de esta manera, lograrían antes la victoria con menos víctimas,
como pueblos libres, y con ventaja para todos.
En esos días se había formado en el norte
la efímera República Social Italiana con la misma bandera, pero sin la cruz de Saboya
y con el asta rematada por el Fascio del Líctor[2].
Los aliados entraron en Sicilia en julio
de 1943, Mussolini dimitió y fue arrestado, aunque fue liberado por fuerzas
alemanas que le ayudaron a crear la República de Saló. Fue por poco tiempo. Los
aliados entraron en Roma el 4 de junio de 1944. En abril de 1945, los partisanos
detenían a Mussolini cuando pretendía huir. Fue fusilado y golpeado a martillazos[3].
En estos años de autarquía, guerras,
carestías y bloqueos, de colores blancos y negros que mudaban en gris, las mujeres, los hombres, luchaban
por sobrevivir. Y en un pueblo manchego de casas blancas y mujeres de luto, entre ferroviarios, agricultores y costureras, surgía la vida.
[1]
AVILÉS, J., EGIDO, A y MATEOS, A.: (2011) Historia contemporánea de España
desde 1923. Editorial Universitaria Ramón Areces. Madrid. Páginas 103-124.
La vida es sueño. Figurines de Benjamín Palencia. Picryl y MNARS.
Para Lorca, lo lírico entró en el teatro de
Lope y Calderón como un intermedio. Como un adorno literario que expresaba de
manera delicada conceptos poéticos. García Lorca aprendió de los clásicos. De
los griegos y del teatro barroco del Siglo de Oro.
El amor de Lorca por el Siglo de Oro, por
su teatro, por su poesía, se manifestó con la idea de educar al público en lo
nuevo desde fundamentos tradicionales. El teatro cervantino le llevaba a la
farsa más esquemática, con rasgos que apreciaba en Pirandello. Por el teatro
calderoniano se llegaba a Fausto. Tenía la convicción que Calderón ya había
llegado con “El mágico prodigioso” al gran drama.
Pensaba, opinaba, que la condición social
del público influía en la recepción de obras como “La zapatera prodigiosa” o “El
alcalde de Zalamea”. Pedro Crespo es el alcalde, pero es pueblo-pueblo,
comprensible. Es, además, fuerte y masculino. Novedoso….revolucionario.
El teatro clásico irá adquiriendo durante
los años 20-30 del siglo XX una importancia mayor como aportación a la escenografía
teatral. Hemos hablado del componente social, nacional, pero la escenografía
juega un papel primordial, como se verá, por ejemplo, en las colaboraciones
entre Rivas Cherif y Margarita Xirgu.
Los textos antiguos aportaban plasticidad
y ritmo. Ritmo vertiginoso que sintonizaba con la sensibilidad moderna. Margarita
Xirgu escogió La Zapatera prodigiosa para iniciar su etapa en el Teatro
Español. Coincidía con el estreno de El gran teatro del mundo de
Calderón. Lorca a la altura de Calderón en los años treinta. Aceptación y
éxito. La obra de Calderón llegó a las 42 representaciones y La zapatera
a 33. En su momento se consideró un espectáculo grandioso, cualitativo, con una
escenificación sorprendente.[1]
La fama de García Lorca traspasó
fronteras. En 1990, el 27 de noviembre, se celebró el día de Federico García
Lorca con el descubrimiento de una placa en la Universidad de Columbia. Cuatro
años más tarde los vagones y autobuses de la ciudad neoyorkina se decoraron con
versos del granadino. Hoy por hoy es el autor teatral, ya un clásico, más representado
internacionalmente en la escena europea y americana.
La originalidad de su obra nos trasmite,
recrea, ese calor poético de lo andaluz, parte de lo español y una de las raíces
de su cultura. Su trágico final ayudó a su encumbramiento. Pero no nos
engañemos, él consiguió aunar vanguardia y tradición en un teatro cargado de
poesía muy particular, propia y apropiada. Experimento y experimentó. Renovó la
tradición dando, aportando, un marbete de modernidad que aprendió con la experimentación
de la dirección de grupos teatrales.[2]
Hay una conciencia generalizada que la
experiencia acumulada como director teatral universitario fue crucial. El
montaje del auto sacramental La vida es sueño fue importante por las escenografías
y los figurines que se presentaron en el estreno por su complejidad e
innovación surrealista. Federico se atrevió con este texto íntegro, apreciando
como lo hubiera representado Calderón. Montó una obra atrayente, visualmente
hipnótica gracias a los figurines de Benjamín Palencia, con una estética
onírica. Y la vestimenta se inspiraba en los Beatos de Liébana[3].
Conocemos a alguien que ascendió la subida de Potes a Santo Toribio pensando que
encontraría una exposición sobre los beatos en el año santo. Con la desilusión
correspondiente. Recordemos la insignia de La Barraca que se puede apreciar en
Centro de Arte Reina Sofía, así como algunos de los figurines de esta obra.
Para otro momento queda la influencia del
teatro griego en Lorca, según Rodríguez Adrados.
[1] CASTILLO, M.: (2008) El teatro de
García Lorca y la crítica. Recepción y metamorfosis de una obra dramática
(1920-1960). Colección de estudios del 27, n.º 18. Centro cultural de la
generación del 27. Málaga. (Reseña 29-6-2023, biblioteca Archivo Museo Sánchez Mejías).
[2] VILCHES, Mª F.: (1998) El teatro de
Federico García Lorca en el contexto internacional: La dirección de escena. Acotaciones:
revista de investigación teatral. Número 1.
[3]
PLAZA CHILLÓN, J. L.: (1996) El teatro y las artes plásticas. Escenografía y
estética teatral de vanguardia: Federico García Lorca, La Barraca y otros
montajes (1920-1937). Tesis doctoral dirigida por Ignacio Henares.
Universidad de Granada.