"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos;... por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. (Miguel de Cervantes).

¿Envenenar por compasión o dar la puntilla?

Arsénico an old lace, 1944, Fuente: Wikipedia
      Cuando Cary Grant y Priscila Lane estrenaron la película “Arsénico por compasión”1, septiembre de 1944, los aliados habían desembarcado en Normandía, los alemanes retrocedían por varios frentes en Europa y los rusos, por el este, engullían a Polonia con los que tenían una mala relación. ¡Pobre Polonia! Durante esta guerra estuvo lejos de Dios y cerca de nazis y soviéticos.
      Las encantadoras tías de Mortimer Brewster, el protagonista de Arsenic an old lace, eran como esas mujeres mayores, con sus viejos encajes, con sus viejos modales, con sus eternos venenos, que daban la última oportunidad en la vida, que asesinaban con cariño, dulcemente, en una copa de vino, en un mundo brutal, a solitarios visitantes, a desheredados de la compañía, buscando un último amigo o un mínimo amor, un último suspiro, y un asegurado último viaje.
      En este momento, que, ingenuamente o no, se ha conseguido reducir las cuentas de las pensiones de nuestros mayores por el método del abandono en sus residencias o en sus casas, sin el cariño de sus familias, vuelvo la vista y el recuerdo hacia esas dulces y viejas envenenadoras de personas, que, utilizando un método agradable, eliminaban a los postulados huéspedes de su morada de forma definitiva en todos los sentidos y en todos los aspectos.
      En otra película, “Justino, un asesino de la tercera edad”2 un puntillero jubilado descubre un entretenimiento agradable, y terrible, afín a sus actitudes, para que no le aparten de la vida social que no quiere olvidar, y, en definitiva, dejar su profesión habitual. Dar el último golpe de gracia de forma fulminante a unos animales que se encuentran en la escala de la evolución animal en su cima, utópica o distópica. Ese animal es el Homo sapiens anatómicamente moderno.
      Sus ideales, sus proyectos de vida son argumentos literarios y artificios cinematográficos que nos entretienen y divierten, pero también hacen meditar sobre el rincón apartado donde se reduce la vida de muchos mayores olvidados, que como los trastos viejos de la buhardilla, se acumulan unos sobre otros.
      Justino y las tías Brewster crean un mundo distinto pero no distante de la realidad social que suele ser cruel con los que estorban, por innecesarios o por haber perdido la apariencia de los cánones ideales humanos. La puntilla y el arsénico se ejecutan con la compasión y el poder de la locura por la falta de respeto y amor de la sociedad. Es irracional, exagerado. Todo por una compasión hacia los solitarios, todo por ir a Benidorm.
      Las ilusiones vanas y las compasiones ilimitadas parecen envoltorios de gran belleza pero de escasa profundidad. Fuego fatuo, artificio instantáneo. Es lo que hay. Algo por lo que vivir, algo por lo que amar, más algo por lo que se puede llegar a matar.
      En la película de Capra las adorables tías son trasladadas al mismo asilo donde llevarán a otro miembro de la familia que cree ser Theodore Rooselvelt, 20º presidente de Estados Unidos. Otra ilusión, otro deseo de emulación. Personajes que han creado su identidad para tener un lugar en la sociedad.
      No podemos confiarnos porque todo recuerda a algo cotidiano y profesional como la búsqueda de nuestra marca personal y un punto donde posicionar nuestra imagen en las redes sociales. Ser alguien o no ser nadie. Y conviviendo, sin darnos cuenta, en sociedad con múltiples y variados puntilleros y damas compasivas dispuestas o dispuestos a una ayuda mortal.
      Los útiles, los instrumentos, son frutos aportados por el desarrollo de la sociedad. Nada es nuevo porque proviene del desarrollo tecnológico y social de nuestra cultura. La puntilla, el vino, los venenos, la compasión mal entendida, la búsqueda de un retiro mejor...
      "Memento mori."
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1Arsenic an Old Lace, Director Frank Capra. Popular comedia con grandes secundarios como Raymond Massey, Peter Lorre, Josephine Hull, Jean Adair y Edward Everett Horton.
21994, dirigida por La Cuadrilla, protagonizada por Saturnino García.

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