'Con un imperceptible golpeteo de tacones, con un imperceptible chasquido de dedos, el brazo en alto, derecha, ceñida por un mantón amarillo cuyas flores bordadas le ponen una mancha de color marrón sobre un pecho; los hombros y los muslos listados de verde y púrpura, Pastora Imperio avanza a través del escenario, sin ruido, sin prisa...'
'Rocinante vuelve al camino' John Dos Passos
John Dos Passos escribió una serie de artículos periodísticos durante su estancia en España en la segunda década del siglo pasado que se recogen el libro Rocinante vuelve al camino (1922). No es la visión de un turista, es la visión del hispanista, del enamorado de lo español, buscando ese camino interior que se halla en las vivencias externas. Con el tiempo formaría parte de la generación perdida americana, desubicada ante el mundo que surgía tras la primera guerra mundial. Hemingway, Fitzgerald, o Steinbeck serían compañeros literarios. Todo imperio tiene un grupo literario que loe o cuestione el papel desarrollado del mundo que disfruta o soporta. Igual ocurrió con lo hispano. Nuestro siglo de oro es el corolario del imperio. También, y es razonable pensarlo que, igual ocurrirá, lo hispano tuvo, tuvimos, otro momento cultural importante con la decadencia y desaparición del mismo imperio. Y es el momento intermedio entre la generación del 98 y la generación del 27, con el modernismo haciendo de las suyas, cuando un joven Dos Passos llega a España y ve y admira lo español. Hace cien años. De forma interior, transcendente, y de forma lúdica, creativa, surgen Pastora Imperio, Blasco Ibáñez, Valle Inclán, Galdós, Unamuno, Machado y el poeta catalán Maragall, entre otros.
Pero está surgiendo el novelista y no puede evitarlo. Un hilo tejido por Penélope nos presenta la ficción de Telémaco buscando Itaca en la España más profunda, únicamente por un gesto, el gesto, en el que reside la esencia de lo español. Nuestro feroz individualismo, así, casi, de este modo lo define. Y lo alterna con los versos de la elegía manriqueña. Usa como lazarillo un moderno Don Quijote que le ayuda a entender y soportar el suelo y las entrañas del país que recorre.
Pastora Imperio, Pastora Rojas Monje, se había consagrado en 1915 con El amor brujo de Manuel de Falla. Admirada por la intelectualidad de la época como Romero de Torres, Benlliure, Benavente y los Álvarez Quintero. Ella, con Antoñita Mercé (Argentina), Encarnación López (La Argentinita) son las grandes figuras del flamenco y el baile español. Su forma de mover los brazos... Dos Passos dijo que era una pantera enjaulada.
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